Resumen: Hablar en público requiere de práctica para perfeccionarse. Aún así, existen consejos y trucos que te pueden ayudar a mejorar más rápido en este arte de comunicar frente a las masas.
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Cuando conocemos una persona, nuestra primera impresión está basada en su lenguaje corporal y su discurso. Cuando alguien sube al escenario, o da una presentación en una reunión de negocios, muchos pares de ojos estarán siguiendo y juzgando a esa persona. Si es que eres TÚ el que se encuentra allí arriba, de seguro quieres dar tu mejor impresión.
Aunque existan muchos videos y talleres internet que nos enseñan cómo ajustar y aprender sobre nuestro lenguaje corporal para transmitir confianza y convencer a otros de nuestro mensaje, poca atención se le da a cómo decimos las cosas. El discurso debería fluir, pero existe un mal hábito que tenemos; uno que construye represas en el flujo de nuestras frases. Este hábito hace que nuestro mensaje suene como que estuviésemos construyendo sobre arena.
¿Sabes a cuál hábito me refiero?
Es el hábito de usar eso – que ni si quiera alcanza a ser una palabra – en muchos espacios de nuestro discurso cuando hablamos. Es el hábito de decir “ahm” o “ehm” o “uhm”; y como varía entre las personas, nos referiremos a esto como “aeuhm”. Muchas veces ni nos damos cuenta de que está presente, y esto debilita nuestro mensaje, lo que provoca que nuestros clientes o audiencias queden menos convencidos.
Haz una promesa hoy: deja el “aeuhm”.
Lo desagradable del “aeuhm” es que muchas veces pasa desapercibido. Se ha vuelto parte de nuestras expresiones y prácticamente todos lo hacen, por lo cual se requiere de práctica y esfuerzo para desaprender a rellenar nuestras frases con esto.
Para comenzar a combatir tu mal hábito de usar el “aeuhm”, puedes intentar los siguientes ejercicios:
1. Graba tu discurso cuando lo prepares
Para dejar de decir “aeuhm” sin si quiera notarlo, tenemos que comenzar por advertirlo cada vez que lo decimos para eliminarlo. Así que cuando prepares una presentación, asegúrate de grabarte.
Idealmente, puedes usar una cámara en un trípode para grabar tu discurso y tu lenguaje corporal. La mayoría de nosotros, sin embargo, preparamos presentaciones sentándonos en frente del computador y hablando a medida que pasamos las diapositivas para confirmar que cumplimos con los requerimientos. Si te preparas de esta forma, simplemente usa una grabadora.
Luego de grabar tu discurso, escúchalo. Pon mucha atención y marca en un papel el número de veces que dijiste “aeuhm”. Puede que te lleves una desagradable sorpresa.
2. Escribe tu discurso complete con anterioridad
Usamos el “aeuhm” cuando sabemos los contenidos del mensaje que queremos entregar a nuestra audiencia, pero no las palabras exactas para formular la entrega de nuestra idea, así que la mejor forma de preparar un discurso es destilar nuestro mensaje en frases claras a través de su preparación en papel antes de presentarlo.
Esta práctica puede parecer mucho trabajo y a en realidad lo es. Deberías recordar que 1 minuto de discurso público requiere 1 hora de tiempo de preparación, como lo dijo el famoso Wayne Burgraff.
Si estás verdaderamente comprometido a entregar lo mejor de ti y tu mensaje de la mejor forma posible, entonces invierte tiempo en escribir tu discurso y mejorarlo una y otra vez.
3. Céntrate y concéntrate
Antes de dirigirte a un cliente o a una audiencia, toma un momento para centrarte. Puedes inhalar profundamente un par de veces y hacer un escaneo corporal de 5 minutos (¿Te sientes tens@? ¿estás bien erguid@? ¿cómo se ve tu rostro? Etc.)
Luego, enfócate en el objetivo. Simplemente recuérdate del principal propósito de tu discurso o reunión.
Estás listo para irte ahora. DA lo mejor de ti, disfruta el paseo y no te juzgues a ti mismo mientras hablas – eso sólo te va a distraer. Concéntrate en el momento. Sé tu mensaje y tu meta.
4. Pon atención cuando hables con amigos
Tu práctica no termina cuando dejas el escenario o tu trabajo. Incluso cuando hablas con amigos o extraños, pon atención al mensaje que estás entregando, y dejar de usar el “aeuhm”.
Una Buena forma de poner atención activamente y corregir este mal hábito, es usar una banda elástica alrededor de tu muñeca durante tu período de aprendizaje. Cuando sea que te sorprendas diciendo “aeuhm”, simplemente cambia la banda elástica a tu otra muñeca. Esta práctica de entrenamiento le dirá a tu cerebro que se debe dar cuenta del uso del “aeuhm” y eventualmente omitirlo.
5. Habla más lento
Si tienes un caso severo de “aeuhm-itis”, entonces entrénate en hablar más despacio. Enséñate a dejar un par de segundos de aire entre tus frases. El propósito de hablar más lento es alinear tu mente con tu discurso, para que de esta forma tu mente tenga el tiempo de definir claramente lo que quieres decir, antes de realmente decirlo.
Con estas herramientas, estarás listo para dejar una impresión más coherente, decidida y calmada en tu audiencia, tus clientes, tus amigos y extraños en el camino.
Y como anexo, debes saber que transmitir una actitud con mayor compostura no sólo mejorará tu forma de hablar, sino que además aumentará el respeto de otros hacia tu persona.
Autor: Eva Lantsoght
Artículo original
Traducido por Cristian Estrada
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