6 años midiendo el uso del tiempo – Lecciones y resultados

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Tiempo de lectura

5 minutos y 15 segundos.

RESUMEN

Iniciar una contabilidad de tiempo personal tiene muchos beneficios, como ser más realista. Al saber cuánto tiempo tenemos disponible y cómo lo estamos usando podemos avanzar en la toma de decisiones más complejas que tienen que ver con gestión del tiempo, como trabajo futuro o tiempos mínimos necesarios.

“Lo que no se mide, no se gestiona” o “No se puede gestionar lo que no se mide”.

Frases de este estilo se le atribuyen a Peter Drucker, un intelectual austríaco-americano del área de administración.

Pero en la práctica, esto se ha desmentido varias veces, porque si se puede gestionar algo que no se mide.

Nuestro tiempo, por ejemplo, rara vez es medido; pero siempre es gestionado.

Entonces, ¿de qué sirve comenzar a medir algo como el tiempo?.

En esta nota te comparto todos mis aprendizajes luego de 6 años midiendo el uso de mi tiempo.

Mis razones para medir el uso del tiempo

Inicié este blog hace 7 años con la intención de producir más en menos tiempo, para pasar más tiempo haciendo menos.

Tuve algunas malas experiencias de vida (accidentes, relaciones terminadas, mal rendimiento) que fueron resultado de no manejar bien mis tiempos y por eso decidí comenzar este camino de aprendizaje, auto-conocimiento y disciplina personal.

Por esto, mis razones para iniciar y continuar generando mi propia contabilidad de tiempo fueron cambiaron en el camino.

Aquí van en orden de llegada:

  1. Comprender cómo estoy usando el día: fue relevante para definir la “línea base”, ya que esto permite comparaciones.
  2. Experimentar diferentes presupuestos de tiempo: fue importante porque me permitió entender qué funciona mejor para mi estilo de vida.
  3. Evaluar avances de metas personales: medir el tiempo generó una base de conocimiento con la que pude comparar y entender qué tan lejos o cerca estaba de los cambios que quería implementar.
  4. Valorizar mi tiempo trabajado: medir el tiempo trabajado en contraste con los resultados financieros que estoy generando.

Midiendo el uso del tiempo en el mundo real

PRIMERO

Para comenzar, es clave detenerse un momento a reflexionar sobre cómo vamos a categorizar las actividades.

Son muchas cosas las que suceden en 24 horas, pero ¿cómo deberíamos categorizarlas?.

Mi forma de registrar actividades se detalla aquí:

Actividad cognitiva: Leer un libro, estudiar, participar de un curso

Actividad física: Deportes, gimnasia, labores físicas pesadas

Actividad social: Eventos con amigos, espacios familiares

Compras: Compras presenciales y digitales

Empresa: Trabajo en mi empresa

Entretenimiento: Películas, juegos, redes sociales

Imprevisto: Cualquier cosa que no queda en otra categoría, generalmente emergencias

Meditación: Ejercicios de flexibilidad, meditación, respiración consciente 

Necesidades básicas: alimentación, higiene, descanso, sexo

Manutención: Reparaciones, ajustes digitales, limpieza de artefactos

Otros proyectos: Trabajo en proyectos secundarios

Tareas domésticas: Limpieza, orden de espacios físicos, orden de espacios digitales

Transporte: Movilización a otro lugar

Vacaciones: Espacio conexión con el presente, se cuenta todo el tiempo, sin categorizar de ninguna forma

A su vez, todo esto se agrupa en 4 categorías de actividades:

Actividades básicas: Agrupa Necesidades básicas, Transporte, Tareas domésticas, Manutención y Compras

Trabajo: Agrupa Emprendimiento y Otros proyectos

Desarrollo personal: Agrupa Actividad cognitiva, Actividad física, Meditación

Ocio: Agrupa Actividad social, Entretenimiento y Vacaciones

SEGUNDO

Como segundo aspecto más importante, aunque registrar información es muy simple, registrar el uso del tiempo requiere de especial cuidado porque lo vamos a estar haciendo muchas veces al día.

Por este motivo, es mejor usar aplicaciones dedicadas a esto que facilitan mucho el proceso.

El punto de partida clave es definir cómo quieres registrar el tiempo:

  1. Hacia el futuro – Registrar el tiempo al iniciar una actividad
  2. Hacia el pasado – Registrar el tiempo al terminar una actividad

En mi caso, aunque comencé con una aplicación de registro “Hacia el futuro”, que en la práctica fue poco práctico e incluso incómodo, al tercer año cambié de forma de registro “Hacia el pasado”.

Esto fue debido a que estaba llevando a registros incompletos, inconsistentes y de baja calidad.

Así que luego de revisar varias opciones, me quedé con Save My Time.

Save My Time permite anteponer una pantalla de actividades cada vez que enciendes de nuevo la pantalla de tu smartphone y te pregunta “¿Qué has hecho últimamente?”.

Una vez ahí se puede indicar una única actividad o incluso varias; que es muy útil cuando ha pasado mucho tiempo entre varias actividades y no has tomado el móvil.

TERCERO

El tercer aspecto importante es generar el hábito de realizar estos registros. Toma un poco de práctica; como cualquier cosa, pero no es nada complejo.

Una vez que me habitué a registrar siempre, comencé a conseguir información de calidad sobre cómo estaba usando mi tiempo.

Así que en resumen de cómo llevar la contabilidad del tiempo a la práctica, son 3 cosas clave:

  1. Categorizar nuestras actividades
  2. Escoger una herramienta de registro “hacia el futuro” o “hacia el pasado”
  3. Generar el hábito de registrar las actividades

Mis resultados midiendo el tiempo

Revelación No tengo 24 horas disponibles al día.

Tengo aproximadamente 12 horas en las que de verdad puedo elegir qué hacer. Las otras 12 no son negociables; porque son de supervivencia o en términos prácticos, todo mi tiempo registrado en el Grupo “Actividad básicas”.

Revelación – Necesito 20 horas de actividades sociales al mes

Como persona ambivertida con tendencia introvertida, no invierto mucho tiempo con personas. Pero de todas formas necesito un poco de contacto social, que luego de varios años pude estimar en unas 20 horas al mes para mantener una buena salud mental.

Revelación – Mi descanso es ineficiente

Al comenzar a registrar el tiempo descansando, me fijé que el tiempo fluctúa entre 8 y 10 horas. Esto ocurría porque pasaba el tiempo en cama sin dormir, a veces alcanzaba hasta los 90 minutos. Para peor, algunas veces despertaba sin sentirme descansado. Entendido esto, comencé a cambiar mis hábitos previo al descanso, para invertir entre 8 y 9 horas como máximo. Esto generó al menos unas 365 horas extra al año.

Resultado – 6 horas trabajadas al día son suficientes

Con la productividad que alcancé en estos años, estaba logrando mejores resultados en 6 horas en el año 6 que en 9 horas de trabajo durante el año 1. Esto se debe principalmente a que el trabajo que realizo es intelectual y a que he aprendido a integrar automatización digital e inteligencia artificial a varios de mis procesos de trabajo.

Resultado – Menos tiempo trabajando y más tiempo haciendo menos

En estos 6 años, he estado progresivamente trabajando menos y ganando más tiempo para mí, para seguir conociendo, aprendiendo, creando y transformando.

En el año 1, dediqué 3300 horas anuales a trabajar, mientras que en el año 6 invertí unas 1000 horas menos; es decir 2300 horas trabajando.

Cabe destacar que en mi país, Chile, un empleado invierte cerca de 2000 horas al año en su trabajo (sin considerar tiempo de traslado).

Resultado – Hora de trabajo valorizada

Durante el último año 2022, considerando horas trabajadas y dinero generado, mi valor generado por hora fue de $13.000 pesos Chilenos (15,5 USD). Esta cifra se convierte en un indicador de comparación que seguiré usando a futuro.

Si tienes experiencia con la contabilidad de tu propio tiempo, ¿qué herramientas utilizas?. Me encantaría saber.

Como lidiar con la sensación de “no tener suficiente tiempo”

Como lidiar con la sensación de “no tener suficiente tiempo”

Como lidiar con la sensación de “no tener suficiente tiempo”

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Tiempo de lectura

9 minutos y 47 segundos.

RESUMEN

Sentir que el tiempo del día no es suficiente para todo lo que queremos hacer es algo que puede generar síntomas de ansiedad, pero se puede resolver definiendo nuestra relación con el tiempo y lo que para nosotros significa “tiempo de calidad”.

¿Cuán seguido sientes que “no tienes suficiente tiempo”?

A pesar de haber probado cada técnica para administrar mejor el tiempo y estrategias de productividad disponible, ¿sientes que es imposible sacudirse la sensación de que el tiempo se escapa?. 

Esto también es una forma de ansiedad por el paso del tiempo e incluso existe la “Cronofobia”, que fue definida por Pamela Lee como “una experiencia de incomodidad y ansiedad respecto al tiempo, un sentimiento de que los eventos están ocurriendo muy rápido y por ende, es difícil darle sentido.

Similar a la culpa asociada a sentirse con poca productividad – que es el sentimiento de que nunca haces suficiente – la ansiedad por el tiempo  es cuando sientes que nunca tienes el tiempo suficiente para lograr tus objetivos o que no estás maximizando los resultados en el tiempo que tienes.

Tiempo es lo que más queremos, pero lo que peor usamos.

– William Penn

En nuestro mundo obsesionado con la productividad, es común sentirse abrumado con la agenda y la carga laboral a ratos.

Pero cuando nos referimos a la ansiedad por el tiempo, no se trata solo de una pequeña subida de estrés en tu día. Es más bien un espectro emocional que persigue tus días, genera procrastinación en tareas importantes, e incluso puede llevar al agotamiento mental (o burnout).

Al contrario que otros aspectos de nuestras vidas, el tiempo nunca se puede controlar. Entonces, ¿cómo moverse lejos de la ansiedad asociada a la naturaleza incontrolable del tiempo y aprender a sentirse bien con nuestra vida y el trabajo?

¿Qué es la ansiedad por el tiempo? y ¿por qué no puedes dejar de pensar que tienes poco tiempo?

Este tipo de ansiedad se manifiesta como el terrible sentimiento de que nunca tienes suficiente tiempo y que no estás haciendo suficiente con el tiempo que tienes. Pero para entender este sentimiento, primero debemos entender nuestra relación con el tiempo.

De niños, el tiempo no significa mucho para nosotros. Y aunque seguimos en algo una agenda, generalmente rellenamos nuestros días sin estructura con juegos y aprendizaje.

A medida que avanzamos hacia la adolescencia, sin embargo, el tiempo comienza a ganar importancia. Tenemos escuela y deportes, así como pasatiempos para rellenar el día. Y en esta etapa, con más frecuencia nos dicen “desperdiciar tiempo ahora arruinará tu futuro”.

Y luego, de pronto el tiempo se convierte en nuestro más importante y escaso recurso. Como adultos, enfrentamos la educación superior, trabajo, familias y varias otras responsabilidades serias que demandan nuestro tiempo y atención.

A medida que envejecemos, el tiempo se convierte no sólo en algo que tenemos que considerar, sino que también intentar controlar.

Pero aquí viene la ironía: mientras más nos enfocamos en el tiempo limitado que tenemos, más limitante se siente nuestro tiempo.

Mientras más nos enfocamos en el tiempo limitado que tenemos, más limitante se siente nuestro tiempo.

En otras palabras, mientras más te preocupas por el tiempo, más se siente como algo sobre lo que te deberías preocupar.

Los psicólogos llaman a esto la “Teoría del proceso irónico” – que se refiere a cuando al intentar suprimir un pensamiento, este se vuelve más frecuente en nuestra mente. 

He ahí la razón por la cual simplemente no sirve decirle a alguien “deja de preocuparte por el tiempo“. Mientras más intentas detenerlo, más probable es que te preocupes al respecto.

Los 3 tipos de ansiedad por el tiempo que impactan tu presente, futuro y felicidad general 

En vez de ignorar este tipo de ansiedad, es necesario comprender cómo impacta nuestros pensamientos, comportamientos e incluso hábitos. Y esto es relevante porque su impacto se extiende más allá del estrés asociada a la agenda diaria.

De hecho, la ansiedad por el tiempo se muestra de diferentes formas. Aquí hay algunos ejemplos:

  1. Ansiedad por el tiempo diario: Este es el sentimiento de nunca tener tiempo suficiente en tu día. Te sientes acelerado. Estresado. Sobrepasado.
  2. Ansiedad por el tiempo futuro: Esto se presenta generalmente como la pregunta “¿Qué pasaría si…?”, que inunda tu mente. Te sientes paralizado pensando sobre todo lo que podría ocurrir o no, en el futuro, dependiendo de las acciones que tomes hoy. 
  3. Ansiedad por el tiempo existencial: Esto se refiere a la ansiedad general de solo tener tiempo limitado para vivir tu vida. No importa cuánto acelere o empujes hacia adelante, existe una sola línea final. 

Ahora más que nunca tenemos la sensación de querer que nuestro tiempo importe. Esto, se traduce en ansiedad sobre cómo invertimos nuestro tiempo hoy, pero también sobre cómo esas acciones impactan a nuestro futuro.

La respuesta más simple es enfocarte en lo que estás haciendo justo ahora.

Pero además, seguramente ya haz leído sobre estas:

  • Crea una agenda que apoye a todas tus metas. 
  • Construye mejores hábitos.
  • Deshazte de las distracciones que te llevan a desperdiciar tiempo. 
  • Mejora en la estimación de tiempo requerida para tus proyectos. 
  • Prioriza el trabajo importante para que puedas sentir tus metas logradas al final del día. 

Y aunque todas esas estrategias nos ayudan a usar nuestro tiempo mejor, no se enfocan en el asunto principal.  

Cómo lidiar con la ansiedad por el tiempo (de una vez por todas)

Superar este tipo de ansiedad se basa en conciencia , comprensión y acción.

Si ya has experimentado el proceso de medir el tiempo de tus actividades a través de las diferentes herramientas disponibles, te habrás dado cuenta de que la precisión con la que se puede medir el tiempo invertido en actividades puede variar muchísimo.

Pero en general se cumple el objetivo principal, que es poder hacerse consciente sobre “donde se está invirtiendo el tiempo”.

Pero, ¿puede ser que mucha observación sobre el uso del tiempo aumente la ansiedad?

La respuesta corta es “SI”. Obsesionarse con cualquier aspecto de tu vida generalmente está asociado con ansiedad y estrés. El tiempo no es diferente en este aspecto.

No obstante, no ser consciente sobre dónde se va tu tiempo también puede generar el mismo nivel de estrés y además, ser una de las causas de esta ansiedad en primer lugar. 

Piensa en alguien que quiere bajar de peso a través de una dieta. Obsesionarse con cada caloría es estresante y poco sostenible. Pero ignorar lo que comes no traerá los resultados que esa personas busca. Finalmente se trata de encontrar el balance entre conciencia y acción, para que puedas continuar viviendo de forma saludable.

Si quieres remover la ansiedad y sentirte mejor con tus días, aquí hay algunas estrategias que podrías probar.

1. Reconoce tu relación con el tiempo

Probablemente ha pasado un tiempo desde que pensaste sobre lo que significa la vida para ti (¡Si es que lo haz hecho alguna vez!).

Pero la ansiedad aumenta cuando ignoramos o intentamos manipular la forma en que el tiempo impacta en nuestro día. 

Para comenzar, es necesario aceptar algunas verdades sobre el tiempo:

  1. El tiempo existe
  2. No puedes parar el tiempo o hacer que corra más lento
  3. Todo lo que puedes controlar se encuentra en tus acciones futuras

Esto puede parecer como un paso ingenuo, pero reconocer el impacto que el tiempo tiene en nuestra vida es una forma poderosa de controlar la ansiedad y comenzar a movernos hacia adelante.

2. Define “tiempo bien invertido” 

La ansiedad por el tiempo se origina en sentir que “no estamos invirtiendo el tiempo de la mejor forma posible”. Pero acaso realmente conoces la “mejor forma”?

Comenzar con la pregunta “¿Cómo se ve un día bien invertido?”, es un paso importante.

O incluso, en el trabajo, ¿qué tipo de tareas logran llevarnos a un estado de flujo?, es una pregunta relevante, porque en este estado alcanzamos altos niveles de rendimiento.

E incluso, fuera del trabajo, ¿qué actividades disfrutamos en el momento? 

Si te ayuda a generar ideas, haz una lista en estas categorías (Del libro de Darius Foroux: Six Spokes Theory):

  1. Cuerpo: ¿Qué te gusta hacer para sentirte saludable y activo?
  2. Mente: ¿Qué estimula a tu mente de forma positiva? 
  3. Amor: ¿Con quién te gusta pasar el tiempo?
  4. Trabajo: ¿Qué trabajos o tareas te hacen sentir bien? 
  5. Dinero: ¿Cómo quieres usar el dinero que tienes?
  6. Juego: ¿Qué pasatiempos o actividades de relajación realmente disfrutas? 

3. Comprende la falacia de la planificación (y porqué tienes menos tiempo del que piensas) 

Listar muchas actividades en tu calendario puede generar más ansiedad si no tienes cuidado. En vez de hacer eso, aquí el objetivo es ser realista sobre lo que se puede hacer con el tiempo del que disponemos.

Desafortunadamente, la mayoría de nosotros somos muy malos planificando. Creemos que 8 horas de trabajo significa que tenemos 8 horas para agendar. Sin embargo, luego de varios estudios al respecto, se demostró que en promedio, las personas tienen 2.5 horas de tiempo realmente productivo al día. 

Aplicado al trabajo, la mayoría de las personas invierte:

  • 15% de su tiempo en reuniones
  • 25-30% de su tiempo en correos, chat y videollamadas
  • 40% de su tiempo cambiando entre tareas, logrando un rendimiento inferior al óptimo

Y en esto anterior no se incluyó el tiempo invertido en descansos (que son necesarios) o actividades no relativas al trabajo. 

Lo mismo probablemente puede ser dicho para tu tiempo fuera del trabajo, ya que podrías tener 5 horas entre llegar a casa y dormir, pero ¿estás considerando cosas como limpieza de platos, compras, orden, etc.?

Con esto claro, más que aumentar el estrés, estamos reconociendo que existen otras actividades pequeñas que existen en el día a día y que a veces no consideramos cuando planificamos nuestro tiempo.

Después de todo, el tiempo no se puede extender para acomodarse a tu lista de tareas.

4. Haz espacio para lo que importa (¡y hazlo!)

La ansiedad por el tiempo puede sentirse paralizante. Pero lo peor que podemos hacer es sentarnos y esperar que la motivación llegue para comenzar a invertir el día de mejor forma.

En vez de eso, psicólogos han encontrado que la motivación no precede a la acción; en realidad la acción precede a la motivación.

Puesto en palabras simples, para sentirnos motivados y felices, debemos actuar.

Mira en tus actividades de la lista “tiempo bien invertido” y decide cómo se ajustan a tu día. Esto no necesariamente significa agendar tiempo especial para ellas.

En vez de eso, piensa en cómo tus tareas más significativas calzan en un día real.

¿Las harás en la mañana antes del trabajo?, ¿en el camino al trabajo? o ¿luego de la cena?. Haz espacio para ellas y el tiempo se adaptará por su cuenta a esta nueva forma de llevar el día.

Pensar tu día de esta forma puede ayudarte a acortar el tiempo invertido en esas actividades que no agregan valor a tu día o a las distracciones que aumentan tu ansiedad por el tiempo.

Cuando haces las paces con tu cantidad de tiempo limitado y con lo que realmente importa, es más fácil apagar la televisión, salirse de las redes sociales y hacer cosas que te hacen sentir bien.

5. Practica el “Satisfacer” en tu día, en vez de “Maximizar”

Un aspecto poco observado de la ansiedad por el tiempo es cómo pensamos sobre el futuro. Muchos nos estresamos sobre tomar la mejor decisión posible. Pero en realidad no existe la “decisión perfecta”.

Psicólogos han perfilado 2 tipos de tomadores de decisiones:

  1. Maximizadores, que buscan tomar decisiones que les entregarán el máximo de beneficios luego.
  2. Satisfactores, que buscan tomar decisiones acorde a su criterio actual y nada más.

Intentar maximizar el tiempo hoy, mañana y cada día luego de eso, solo agrega más carga a la ansiedad por el tiempo. En vez de esto, revisa tus actividades de “tiempo bien usado” y de forma realista agenda y decide lo que mejor se ajuste a tu situación actual.

El tiempo sigue corriendo. Nosotros sólo estaremos un rato. 

Todos queremos invertir nuestro tiempo de la mejor forma posible. Pero estresarse por los segundos y los minutos que tenemos hace más daño que otra cosa.

Como María Edgeworth escribió en 1800:

“Si nos ocupamos de los momentos, los años se ocuparán de sí mismos.”

Sé realista acerca de tu tiempo, hazte consciente de lo que te hace sentir satisfecho y el resto se hará cargo de sí mismo.

Traducido de Rescue Time.

¿Por qué no trabajar nos hace sentir culpables?

¿Por qué no trabajar nos hace sentir culpables?

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Tiempo de lectura

2 minutos y 32 segundos.

RESUMEN

Tomar descansos generalmente nos hace sentir culpables. Este sentimiento viene del hecho de que valoramos tanto trabajar, que cuando dejamos de trabajar consideramos el costo asociado. Sopesar este sentimiento con los beneficios de descansar y tomar pausas es clave, ya que finalmente son estos detalles los que te pueden hacer más productivo.

La culpa es una emoción informativa – generalmente es un signo de que no estamos actuando acorde a nuestros valores. Por ejemplo, aquí hay algunos ejemplos de lo que me hace sentir culpable generalmente:

  1. Ingerir mucha azúcar
  2. Demorarme más de 1 día en responder correos
  3. Llegar atrasado
  4. Recordar momentos en donde no di lo mejor para apoyar a otra persona
  5. Botar a la basura algo reciclable
  6. No usar la bicicleta al menos 1 vez al día
  7. Comer demasiado por dejarme llevar por la presión social de un evento

No hago lo anterior de forma recurrente, pero cuando lo hago, no estoy actuando acorde a mis valores. Y esto me lleva a sentir culpa, ya que pienso en mi como una persona saludable, disciplinada, confiable, solidaria y empática.

Pero resulta muy difícil actuar acorde a nuestros valores el 100% del tiempo, así que la culpa nos sirve de recordatorio de que no lo estamos haciendo.

Existe otra cosa que realmente me hace sentir culpable: no trabajar.

Nuestra productividad generalmente se guía por nuestra culpa de no trabajar. De seguro que trabajamos arduamente para generar dinero, apoyar a nuestras familias y ahorrar para el retiro. Pero también trabajamos duro para minimizar los sentimientos de culpa.

Mientras más proyectos tengamos en curso, más resultados tenemos que conseguir de cada momento y mientras más notificaciones en nuestro entorno indiquen lo “ocupados” que estamos, menos culpa sentimos. Pero en general, esta búsqueda sin dirección de perseguir más – ya sea en cada momento o en general – nos hace perder el foco.

Me he dado cuenta de que la culpa de no trabajar emana de 2 lugares:

  • Primero, viene del hecho de que valoramos el trabajo duro.
  • Segundo, consideramos costo de oportunidad de nuestras acciones cuando sea que no estamos trabajando – pensando en lo que podríamos estar haciendo en vez de lo que estamos haciendo en ese momento; en cuyo caso el costo de la oportunidad es trabajar.

Para superar esta culpa, al menos para mi funciona reflexionar en el valor que le pongo a lo que no es trabajo. El trabajo es importante, pero irónicamente, alejarnos del trabajo es algo que nos ayuda a hacer un mejor trabajo en general.

Desconectarnos, relajarnos y dispersar nuestra atención es una de las mejores formas de ser más productivo. Estas tácticas nos ayudan a descansar, conectar puntos y planificar el futuro.

Si sientes los mismos niveles de culpa durante los momentos de descanso, recomiendo esta estrategia: sopesar esta emoción reflexionando en cómo necesitas recargarte y desconectarte – y, más alla que eso, cómo el generar un buen trabajo depende de eso.

Reflexiona en cosas como:

  • Cuánto valoras descansar tu mente para que puedas hacer más y mejor trabajo creativo.
  • Cómo tu concentración se beneficia de las pausas.
  • Cómo las grandes ideas llegan a tu mente cuando tu mente divaga (cuando no estás trabajando)
  • Cuán seguido tu mente considera y planifica el futuro mientras te desconectas.

La culpa es, usualmente, un signo de que no estás actuando en concordancia a tus valores. Pero no dejes que esta culpa de no trabajar impida que consigas ese merecido descanso.

Es posible que comiences a valorar el “no trabajar” también.

Artículo original

Autor: Chris Bailey

Editado y traducido por Cristian Estrada