Resumen: Para los que viven rodeados de tecnología, existen trucos simples para gestionar mejor el tiempo y lograr más en el día.
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“¿Cómo es que logras hacer tanto cada día?”
Esa, amigos, es la pregunta de oro.
Estoy seguro de que todos conocemos una “super mamá”. Ya sabes, esa persona que pone envidiosas a sus amigas por las fiestas que prepara para sus hijos, siempre paga las cuentas a tiempo y trabaja durante meses en proyectos súper-divertidos. Quizás esa mamá no exista realmente en tu vida, pero sin duda alguna, existen muchas personas que se preguntan “¿Cómo es que esa persona puede hacer todas esas cosas?”.
Ese era yo el año pasado. Estaba cansada de “dejarlo pasar” e intentar lograr “todo”, pero logrando nada al final. Entre criar niños, nutrir un blog, fotografiar eventos, cocinar a pedido e intentar encontrar tiempo para mi pareja, estaba exhausta y necesitaba nuevos hábitos productivos. Invertí un par de semanas antes del cierre del 2014 para re-programar mi 2015. No de una forma controlada, sino de forma creativa para lograr sacarles provecho a esas limitadas 24 horas.
Hoy me siento bendecida por cada día de vida.
Ciertamente no puedo decir que “lo hago todo” (no creo que hacerlo todo es siquiera posible), pero he podido desarrollar 5 hábitos pequeños que están haciendo una diferencia increíble en mi productividad diaria y están simplificando mi vida.
Estos pequeños hábitos revolucionaron mis días (de verdad, ¡no es broma!) y me permitieron hacer mis tareas más rápido para poder tener tiempo de calidad con mi familia. Al desarrollar estos pequeños hábitos, ahora me alimento mejor y tengo suficiente tiempo para nutrir mi blog con buen contenido, tomar fotografías para eventos, cocinar y disfrutar tiempo en familia.
Aquí te dejo con 5 hábitos simples, para hacer más cada día.
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Borra tus redes sociales (De tus dispositivos móviles) y limita su uso
¡Espera! No corras.
Prometo que esta es la más difícil, pero la que te dejará con más recompensas.
No estoy diciendo que las redes sociales son inherentemente malas. Es más, creo que son asombrosas. Pero pensemos en ellas por un segundo…
Mi familia está repartida por el país en el que vivo, pero gracias a las redes sociales (principalmente Facebook), mi familia puede ver, comentar y compartir mi vida. Ellos estuvieron “ahí” para el nacimiento de mi hijo, cumpleaños especiales y el día en que lancé mi Blog. ¿Fantástico, no?
Pero he aquí el dilema. Incluso una cosa buena puede ser peligrosa y contraproducente.
Facebook (y otras redes sociales, pero hablemos de Facebook) es como una droga. ¡Si, una droga! Esta plataforma puede tener el mismo efecto que una droga a partir de los “me gusta” y comentarios que personas que conoces o no conoces, dejan en tus fotos o comentarios. Existe algo adictivo acerca de este comportamiento – constantemente chequear por nuevos comentarios y “likes”, y en general sentir esa urgencia de chequear el botón rojo que indica las actualizaciones. Todos hemos pasado por eso, créeme. Y es tan fácil volver a recaer en esta adicción a las redes sociales, ¡como recaer en las drogas!
Y porque Facebook es como una droga adictiva, es muy fácil gastar mucho tiempo siendo “productivo” en Facebook y mucho menos tiempo siendo “productivo” en la vida real: preparar tus alimentos, hacer el trabajo pendiente, jugar con los niños, ver a tus amigos, hacer deporte, etc.
Así que en el nombre de hacer más cada día, restringe el uso que le das a las redes sociales. Será difícil y quizás doloroso, pero lo vale. Aquí están mis dos recomendaciones en base a mi experiencia:
- Borra la App de Facebook de tu Smartphone. Mi teléfono está siempre conmigo, entonces es demasiado fácil acceder a la “droga” (Facebook). Y a cada rato me están llegando notificaciones, lo que significa que todas esas veces voy a estar mirando la pantalla para ver qué pasa, sumando 5, 10, 20 minutos en una mañana, o incluso más! Suma esto en la semana o en el mes, y el resultado es mucho tiempo mal invertido.
- Cierra la sesión en tu computador. Invierto mucho tiempo en la mañana respondiendo correos, escribiendo nuevas notas para el blog y editando fotografías. Por lo tanto, es fácil (demasiado fácil en realidad) abrir una nueva pestaña y abrir Facebook (y otras redes). Y desde el minuto en que veo el botón rojo anunciando notificaciones, me engancho. De pronto me doy cuenta de que he invertido 30 minutos en comentar, darle “likes” a lo que me gusta y mirando videos de pollos o gatos tiernos.
Pero al cerrar la sesión en el navegador, el efecto de droga se termina. Porque cuando le doy clic a una nueva pestaña, tengo que ingresar mis datos nuevamente y eso me recuerda de manera instantánea que tengo otras cosas que hacer.
Si crees que esto no va a funcionar para ti, entonces lee el consejo #2.
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Programa el uso de tus redes sociales
Ahora que has sacado las apps sociales y has cerrado sesión en el navegador (Cof, cof, Facebook) de tu computador, es hora de programar tu tiempo. Las redes sociales son algo maravilloso, como mencioné anteriormente, pero sólo cuando son usadas en equilibrio. Entonces vamos a crear ese balance en tus redes sociales…
- Mira tu calendario y programa cuando usar tus redes sociales. Vamos a ordenar el tiempo que usas en redes sociales según tu contexto. Por ejemplo: Yo tengo en mi calendario agendado que entre 21:00 y 21:30 de cada día, voy a usar redes sociales. Durante este tiempo, entro a mis cuentas y me conecto con familiares y amigos, miro videos de pollos tiernos y navego en Pinterest. A las 21:30 cierro sesión en todas las redes y le digo “adiós”, hasta el día siguiente.
Entonces primero es importante identificar qué tiempo en tu día le estás dedicando principalmente a las redes sociales y luego programar su uso a un horario definido.
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Descarga tu mente antes de dormir
Cuando me despierto cada mañana, me siento un poco perdida. No estoy segura sobre qué hacer y todo en lo que puedo pensar es en una taza de café y una ducha tibia. Y sentirse perdido en la mañana es una puerta abierta para perder tiempo preciado.
Para resolver este problema, ahora “descargo la mente” antes de irme a dormir. Al lado de mi cama, ahora mantengo un plan de mis días donde escribo todo lo que necesito completar al día siguiente. Y me refiero a todo, incluso si la cantidad es exuberante y parece imposible. Tener una lista de tareas para completar al día siguiente me ayuda en la mañana, para tener un día muy productivo.
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Enfócate en 3 tareas importantes cada día
Con una lista oficial de tareas por cumplir en mi planificador diario, a la mañana siguiente me puedo enfocar en las tareas que resultan más simples de resolver. Para comenzar, miro mi lista de “descarga mental” del día anterior luego de tomar desayuno con café y darme una ducha (los imperdibles de cada día).
Las horas de día se hacen pocas muchas veces, entonces siempre elijo las 3 tareas más importantes de cada día. Por ejemplo:
- Escribir un artículo para el Blog.
- Buscar estampillas y enviar pedidos en el correo.
- Hacer desayuno de burritos y congelarlos para el mes completo.
Mientras más tareas realmente puedan ser completadas mejor, pero las TMI (Tareas Muy Importantes) del día no son negociables. Por tanto, si nada más se cumple, al menos sé que esas tareas si estarán completas al final del día porque yo escogí hacerlas prioridad.
Si no le das prioridad a las tareas, quizás terminen inconclusas junto al resto (amontonadas) y te encaminen hacia la frustración y al fracaso.
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Levántate temprano
Lo admitiré, levantarme temprano no está en mi ADN. Tengo una tremenda pasión por quedarme en cama hasta mucho después que suena la alarma del despertador. Y ciertamente es porque amo tanto dormir, que necesito múltiples despertadores.
Las horas de la mañana son las más productivas y beneficiosas, así que he aprendido a valorarlas y, aunque me duele un poco decirlo, he aprendido a amar las horas de la mañana.
Claro que, temprano es relativo y tiene un significado distinto según en lugar en que vivas o el ritmo de vida que lleves, entonces lo más importante de este punto es darse cuenta que: Levantarse temprano lo vale!
Y junto a esto, me propongo lograr mis TMI antes del medio día. Entonces muy temprano; antes de que mis hijos comiencen a correr por la casa, para mi se convierte en un tiempo fundamental para trabajar en lo más importante, para luego relajarme, escuchar música y leer libros.
Prometo que estos hábitos serán difíciles y dolorosos de desarrollar, pero la recompensa de cumplir más cada día – tus TMI – ¡es increíblemente satisfactoria!
Autor: Kristin Marr
Artículo original
Traducido y editado por Cristian Estrada
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